La vida demuestra a cada momento que no es bueno hacer grandes planes. Cuando mejor le iban las cosas a Dorel Indre la mar se tragó de un plumazo todas sus ilusiones. El pasado domingo, Indre, de 45 años y nacionalidad rumana, murió ahogado tras rescatar en la playa de Comillas a un joven rumano de 14 años y a un turista alemán. Lo hizo, pero a costa de la suya. Deja a una familia consternada que aún no cree lo que está pasando, pero que ya prepara las maletas para emprender el regreso a su país.
La familia de Indre había llegado de Rumanía en primavera y vivía en Los Corrales de Buelna con Dorel. Era el referente. Se había establecido en el municipio, donde dirigía una pequeña empresa vinculada a la construcción. Era autónomo y, a pesar de la crisis, las cosas le iban bien. Su lema era «si quieres trabajar, trabajas». Entre sus objetivos estaba conseguir la reagrupación familiar y casi lo había conseguido. Su mujer, su hijo y la novia de éste llegaron en primavera y se sentían felices en Los Corrales, hasta el punto de que pensaban comprarse un piso.
Pero el domingo aciago cambió el rumbo de sus planes de manera trágica. El día 23 decidieron pasar la jornada festiva en Comillas junto a un grupo de amigos de su misma nacionalidad. El día acompañaba, aunque las condiciones de la mar no eran las más idóneas para bañarse. Aun así, los hombres del grupo quisieron entrar en el agua. Con Dorel estaba su único hijo y varios parientes y amigos, entre ellos Andrei, un muchacho de 14 años que había venido de Rumanía de vacaciones a España. En el arenal ondeaba la bandera roja. Pero la familia recuerda ahora, tras la tragedia, que donde se encontraban, en una zona próxima al camping que carece de servicio de socorristas, no se veía el trapo de color, y tampoco conocían su significado, la prohibición total del baño en esas condiciones.
Se metieron hasta la cintura y una gran ola asustó al chico. Según relata la esposa del fallecido, Oltita, se puso nervioso y pidió ayuda. Otro bañista, éste de origen alemán, también se encontraba en apuros.
Los dos mejores nadadores del grupo se lanzaron en su ayuda, entre ellos Dorel. Llegaron al joven y le pusieron a salvo, y después al ciudadano alemán. Pero los dos sufrieron las consecuencias: el esfuerzo físico fue tremendo, porque la mar «tiraba para adentro», cuentan los familiares, que apenas hablan español. Su situación era apurada.
Cuando llegaron los socorristas pudieron reanimar a uno de los dos rescatadores, pero no a Dorel, que murió ahogado.
La familia de Indre había llegado de Rumanía en primavera y vivía en Los Corrales de Buelna con Dorel. Era el referente. Se había establecido en el municipio, donde dirigía una pequeña empresa vinculada a la construcción. Era autónomo y, a pesar de la crisis, las cosas le iban bien. Su lema era «si quieres trabajar, trabajas». Entre sus objetivos estaba conseguir la reagrupación familiar y casi lo había conseguido. Su mujer, su hijo y la novia de éste llegaron en primavera y se sentían felices en Los Corrales, hasta el punto de que pensaban comprarse un piso.
Pero el domingo aciago cambió el rumbo de sus planes de manera trágica. El día 23 decidieron pasar la jornada festiva en Comillas junto a un grupo de amigos de su misma nacionalidad. El día acompañaba, aunque las condiciones de la mar no eran las más idóneas para bañarse. Aun así, los hombres del grupo quisieron entrar en el agua. Con Dorel estaba su único hijo y varios parientes y amigos, entre ellos Andrei, un muchacho de 14 años que había venido de Rumanía de vacaciones a España. En el arenal ondeaba la bandera roja. Pero la familia recuerda ahora, tras la tragedia, que donde se encontraban, en una zona próxima al camping que carece de servicio de socorristas, no se veía el trapo de color, y tampoco conocían su significado, la prohibición total del baño en esas condiciones.
Se metieron hasta la cintura y una gran ola asustó al chico. Según relata la esposa del fallecido, Oltita, se puso nervioso y pidió ayuda. Otro bañista, éste de origen alemán, también se encontraba en apuros.
Los dos mejores nadadores del grupo se lanzaron en su ayuda, entre ellos Dorel. Llegaron al joven y le pusieron a salvo, y después al ciudadano alemán. Pero los dos sufrieron las consecuencias: el esfuerzo físico fue tremendo, porque la mar «tiraba para adentro», cuentan los familiares, que apenas hablan español. Su situación era apurada.
Cuando llegaron los socorristas pudieron reanimar a uno de los dos rescatadores, pero no a Dorel, que murió ahogado.
La Asociación Náufragos de la Mar, reconoce la labor de este heroe que perdio su vida por salvar la de los demás. Descanse en paz Dorel Indre.
Fuente: El Diario Montañés.
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