miércoles, 7 de julio de 2010

HOMENAJE EN SANTOÑA

Un año más y acompañados esta vez por la Asociación para la Recuperación Histórica de Santoña, (REHISAN) nos reunimos para homenajear a todos los náufragos y desaparecidos en la mar, en un acto que nos llena de satisfacción, al ver que el trabajo realizado va dando sus frutos, viendo la respuesta de la gente y más sabiendo que podemos ser útiles y de alguna forma dar alegría a familiares de náufragos y desaparecidos que después de dos años se siguen incorporando, como es el caso de la familia de Antonio Soler Perez, víctima del Bonifaz y que ese mismo día un sobrino suyo se dirigió a nuestra asociación lamentandose no haberse enterado antes para poder estar con nosotros.
Los actos comenzaron con la celebración de una misa funeral en la iglesia de Santa María de Puerto y que fue magníficamente cantada por la Coral santoñesa Portus Victoriae, que de forma altruista colaboró en el homenaje.
Es destacable, y por ello estamos muy agradecidos, la ayuda y la colaboracion prestada por la Asociación REHISAN, con su presidente Manuel Adolfo Muela que se ha volcado con este acto.

A la entrada de la iglesia se expuso el trabajo de recopilacion realizado por REHISAN rescatando del olvido la historia de los 84 pescadores de la Villa que murieron faenando desde que se fundara la Cofradía de Pescadores en 1892. Junto a ellos una vela con las fotos de las victimas del Bonifaz.
En el monumento construido con las piedras del viejo muelle de Santoña donde se recuerda a los que no volvieron a tierra se depositaron las coronas donadas por el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santoña, y la Cofradía de pecadores de Santoña.
Queremos destacar también la acogida y el cariño del pueblo santoñés que asistió de forma masiva a los actos. Naufragos de la Mar ha quedado instalado en sus corazones.


Después de una oración oficiada por don Francisco el párroco santoñés, se leyó esta sentida poesía del Poeta comillano Jesús Cancio:

Pobres de los ahogados,
de los hundidos en la niebla inmensa,
en la ancha tumba anónima
sin una cruz ni una cordial leyenda.

Pobres de los ahogados,
día y noche rodando en la arena
sin una mano amiga
que les cierre los ojos y les prenda
en el hinchado pecho
la cruz que lleva a Dios al que la ostenta.

Pobres de los ahogados,
día y noche rodando entre peñas
al empujón sin alma
de resacas, corrientes y mareas.

Señor, si los dejaste
a merced de la tragica galerna,
concedeles al menos,
en un gesto, no más de tu clemencia
que descansen en paz bajo unas flores
igual que sus hermanos de la tierra.



Después de vivir un sin fin de emociones celebramos una comida de hermandad en un restaurante de la Villa.