Vestida de plata nueva
la luna le dijo al sol:
-Déjame verme en los mares,
que todos somos de Dios.-
Se hundió el sol en Occidente,
y la luna se miró
y se encontró tan bonita
que, más que su resplandor,
en las encendidas aguas
temblaba su corazon.
Fotografía cedida por nuestra amiga Mar de Una mirada a la ría de Vigo.
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