lunes, 14 de diciembre de 2015

INSONDABLE MAR DEL TIEMPO

Insondable mar del tiempo
cuyas olas son los años
por las lagrimas salobres
 de tristeza y desengaños
cuyos flujos y reflujos
miden Tololo mortal
cuando placida, traidora
cuando en ira, arrolladora
quien a ti mar insondable
darse puede sin temblar.

Percy B Shelley, versión un tanto libre que aprendí como aprendí a montar en bici y ya no olvidé)

Koriahn y Travis soñaban navegar la mar Océana y más allá, al otro lado atracar del horizonte lejano, hay otro continente allá, le dice ella, mayor, a su hermanito pequeño, se llama Europa, allí está, de donde nuestro abuelos vinieron.

Quién pudiera navegar!

Es un día de olas bravas golpeando acantilados, el agua rebota y vuelve a la mar...

La niña se aburre, el mal tiempo es una lata. Pero no deja de pensar, y se le ocurre...¿y si lanzamos un mensaje al mar? Un mensaje en una botella, a algún sitio llegará, incluso puede que el viento la lleve al otro lado del mar.

Se romperá la botella, Travis le dice riendo

Pues en una de plástico la metemos y ya está.

Mamá, vamos a echar un mensaje en una botella al mar!!

La idea le gusta a Mamá, es una aventura emocionante que no tiene peligro ninguno pero suspenso todo, porque ella ha oído que a veces se han encontrado botellas con mensajes que han pasado de uno a otro lado, con las corrientes marinas y eso.

La niña escribe, buena letra, pensando las palabras:

Lo primero, no alarmar:

A quien interese: Esta no es una llamada de auxilio.

(eso es importante aclararlo, ya desde el principio, pues si no, igual se organiza una operación de rescate y menudo lío luego)

Hoy es 6 de Noviembre de 1988. (importa para que se sepa el tiempo empleado)

Estamos en Harpswell, Maine. (y el punto de salida)

Estamos disfrutando del violento estruendo de las olas marinas. (contemos algo de nosotros)
Tenemos una pequeña cabaña en Long Point para cuando visitamos el Océano.

Me aburría y decidí enviaros un mensaje

De Koriahn Doughty + Travis (hay que firmar los mensajes)

P.S.: Enviadnos una carta a para que sepamos quién y dónde recogió nuestro mensaje. Imprescindible, si alguien la encuentra, necesitamos saberlo.

Van los tres a la costa, la madre escoge un lugar estratégico donde la botella no sea inmediatamente devuelta a la brava costa o playas de la zona. Un extremo de una punta de tierra donde el agua choca pero pasa de largo...

Allá va el mensaje en su nave redonda, allá va el alma de los niños buscando infantiles almas que tocar. Allá va la aventura, la ilusión, la alegría innata de una raza inquieta, la humana, buscando saltar horizontes lejano y abrazar corazones hermanos. Allá va....
Todo comenzó en un día gris poco antes de comenzar el curso escolar. Cinco amigos , José Ramón, Marcos ,Ismael, Ángel Jose Ricardo-that s me- nos dirigimos a la playa de siempre a buscar objetos o esqueletos de animales marinos. Lo solíamos hacer siempre que en el día anterior a la búsqueda había hecho mal tiempo en la mar. Porque el mar siempre es una sorpresa!!.


Ramón fantaseaba con encontrar un mensaje en una botella, así que el siempre prestaba más atención a las botellas que traía la mar a la playa. Pero claro, había montones!!.

Recuerdo que a mi me gustaba mucho darle patadas a todo lo que se me cruzaba y fue ahí donde le di fuerte a una botella de Sprite y le dije a los demás… - Mira, quizás en esa botella vaya un mensaje (bromeaba)-.
Entonces Ángel y Marcos intentaron abrirla pero era muy difícil. Creo recordar que uno de ellos siempre llevaba una pequeña navaja y así fue como conseguimos abrirla. Y vaya SORPRESA!!!!...No lo podíamos creer!!!. Al no entender mucho la lengua inglesa decidimos entregársela al profesor, Ángel se haría cargo.


¡Habíamos encontrado un mensaje en una botella ¡Que venía del otro lado del mar! ¡De Norteamérica! Como en las películas, qué emoción, qué cosa tan extraordinaria, qué acontecimiento, qué emociones.

No había naufragado en la mar la botella, el mensaje a destino había llegado. Qué ilusión les haría a Koriahn y Travis saberlo. Qué ilusión nos hacía que lo supieran, que nosotros teníamos aquí su mensaje. Había que escribirles, venía una dirección bastante clara. Ángel redactó la carta:


Y allá fue por correo postal, que botarla a la mar sería absurdo.

Pasó un día y otro día, un mes y otro mes pasó, y de Maine no volvía ninguna contestación.

26 años pasado habían y aquél viejo profesor en un cajón escondida aquélla carta encontró.

¿Valía la pena intentarlo ya, todavía, tanto tiempo después? ¿para qué? Si los encontramos ahora, conseguiremos qué.

¡Que Korihan y Travis lo sepan! Seguro que a veces se acuerdan de aquélla infantil aventura, de aquél sueño marinero, de aquélla apuesta azarosa. Un viaje no termina si no hay regreso, aquéllos niños aún se sentirán náufragos en su mensaje embotellado, que no regresó nunca.

Que los cinco de Esteiro vean cerrado el bucle, vean cumplida su parte en la historia: comunicar el hallazgo. De nada habrá servido aquél mágico encuentro, aquél sueño cumplido de Ramón.

 (Años después nuestro querido amigo Ramón falleció en un accidente de coche a los 14 años. Sin él (nuestro “capitán”) no hubiéramos vivido con tanta intensidad nuestra niñez). Y que sepamos por fin nosotros  quienes fueron aquéllos ilusos e ilusionados amigos que lanzaron la botella.
Ahora y gracias a nuestro profesor Amado, podemos cerrar ese círculo ya que nunca en todos estos años supimos quienes la habían escrito.

Que unos y otros contacten, primero los de aquí entre ellos, 27 años después cada uno tiene su vida lejos de Esteiro, al cual acudimos siempre que podemos, porque allí tenemos nuestros recuerdos de niños, nuestras vivencias, nuestro pequeño paraíso.

Y luego, claro, contactar con aquéllos críos que hoy ya tampoco lo serán. Quiénes serán, qué habrá sido de ellos, cuánto se acordarán de aquél día. Y ahora estamos todos unidos por este círculo que la distancia y los años habrá cerrado felizmente.

VALIÓ LA PENA: Había muchos Travis en Internet. Pero el primero dijo que él ayudaría. Gracias, Travis Fullmer. Él y sus amigos se pusieron a ello. Al día siguiente encontraron a Koriahn. Enseguida me escribió un mensaje, esta vez sin botella, vía Facebook. No lo ví. Pero mientras, Abeijón, otro ex-alumno afincado en N.York, se puso también a ello y también los encontró. Reaccioné. TENÍA A LOS DOS NIÑOS (no tres, eran dos hermanos).

Se ha cerrado el círculo, la nave ha vuelto a casa de su viaje por el mar  y por el tiempo. De su naufragio.
De su doble naufragio: La carta de Ángel, de Ramón, de los cinco y de los 300 alumnos del colegio HABÍA LLEGADO A SU DESTINO POR CORREO POSTAL, Koriahn y Travis sí vieron su aventura lograda, la noticia se extendió por su pueblo, salió en sus periódicos Y CONTESTARON a sus amigos españoles... que nunca recibieron esa respuesta. Les faltaba, a ellos, allá, ese bucle por completar. Tendrian mal la dirección, pensaron también. No lo volvieron a intentar tampoco.

Ahora han revivido aquélla alegría, ahora los viajeros del tiempo de uno y otro lado hemos visto cumplida una ilusión, un imposible.

Ahora nos hemos encontrado unos a otros, aquí y allí, y nos hemos hermanado.

Ahora podemos poner el THE END a esta historia. De este cuento de Navidad.

VALIÓ LA PENA.

La vida continúa, y los sueños se hacen realidad.

Muchas gracias a Amado Barrera, por dejarnos esta bella historia para contar en nuestro blog.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bello. Valió la pena, si.

ÍndigoHorizonte dijo...

Sin sueños y sin ilusión no habría mar ni olas. Y sin olas ni mar... no habría ilusión.

Bella historia. Abrazo. Grande.